Despierto y con lo primero que me encuentro es con tu ridícula cara diciendo, hola An. Claro, eso lo imagino por que en realidad es tu voz al otro lado del teléfono la que me saca de un sueño un poco mas tranquilo que esta pesadilla de días y botellas. Cuelgo por que en realidad no confío en el sonido que le dan a tus ojos las palabras, yo me entiendo. Intento volver a dormir inútilmente por que es la sed si no eres tu y viceversa la que me hace darme vueltas en está cama desértica. Así que monto mi camello estacionado bajo mis zapatos rumbo al resfrigerador que de seguro está más sediento y famélico que yo. Pero quién sabe si en una de esas un milagro olvidado de borracho o por algún tipo de artilugio literario, no me encuentro, al abrir la puerta, con una cerveza bien fría o tu cabeza congelada. Pero nada de eso, lo que encuentro son cientos de microorganismos hambrientos devorando los restos de comida que quedaban. Busco la novela que estoy leyendo sobre una extraña colonia de hormigas y me voy al baño. Me miro al espejo y me siento en el escusado a leer el libro, mientras léo una larga fila de estos pequeños y obstinados insectos cruza la pared de mi baño rumbo al orden de sus familias y colonias indiferentes a mi más completa falta de organización. Me levanto y vuelvo a mirarme el ojo hinchado y constato que ya no está del todo mal, que incluso el ojo en tinta me confiere un aspecto de muchacho maltratado, de rebelde con más causas que delincuente multidiciplinario. Me meto a la ducha y doy el agua, el chorro frío logra aplacar en parte el dolor de cabeza que me trae a la memoria una noche de la que todo he olvidado, más me vale. Lo que sigue es un poco más de lo mismo matizado con colores aún más oscuros por que el hambre también me jode los huesos y mi filosofía de a cabezasos contra cualquier muro que se me aparesca no siempre funciona y menos a la hora del almuerzo. Pero sobrevivo confundido y todo, y así, confundido, echo el ancla y me voy al trabajo incapaz de dejarme solo más rato. Así de fragmentada está mi vida, con todas esas comas y esos puntos.
Imposible bajarme de la pelota si no me subo a otra, subir para bajar, subir para subir, bajar para bajar. Las matemáticas no funcionan con las palabras y eso a cualquiera le asusta. Por eso digo aún te amo cuando te estoy odiando hasta con la parte que más te amo, de esa onda. Debe ser una de las razones por la que busco cierto tipo de estabilizadores psicoemocionales en forma de botellas, para hacer este truco circence y tu pienses que este es mi mundo, bajo una carpa hecha de jirones y con una ridícula y roja nariz de payaso.
Psiquiatrices que exhibo con orgullo de choro o torero.
Ni siquiera me inmuto cuando vuelve a sonar el teléfono por que está vez soy yo el que marco, pero es tu voz nuevamente y te escribo que está vez fue sin querer, que se me arranco la mano, que no era mi intención en medio de este enrredo, que las palabras no me alcanzan (no me sirven) para descubrir tu número, tu clave, para decirte vete en este punto, ahora mismo, no en un punto seguido sino en este punto final.
Imposible bajarme de la pelota si no me subo a otra, subir para bajar, subir para subir, bajar para bajar. Las matemáticas no funcionan con las palabras y eso a cualquiera le asusta. Por eso digo aún te amo cuando te estoy odiando hasta con la parte que más te amo, de esa onda. Debe ser una de las razones por la que busco cierto tipo de estabilizadores psicoemocionales en forma de botellas, para hacer este truco circence y tu pienses que este es mi mundo, bajo una carpa hecha de jirones y con una ridícula y roja nariz de payaso.
Psiquiatrices que exhibo con orgullo de choro o torero.
Ni siquiera me inmuto cuando vuelve a sonar el teléfono por que está vez soy yo el que marco, pero es tu voz nuevamente y te escribo que está vez fue sin querer, que se me arranco la mano, que no era mi intención en medio de este enrredo, que las palabras no me alcanzan (no me sirven) para descubrir tu número, tu clave, para decirte vete en este punto, ahora mismo, no en un punto seguido sino en este punto final.
7 Comments:
No soy la misma Siempre, a veces soy esta otra.
La vida se fragmenta de tantas maneras, por tantas razones. Leerte de alguna manera me recuerda eso. Sobre lo bestia y las bestias que nos habitan te comento luego y sigo leyendo-te y volviendo, con otra cara que a veces es un poco yo.
bueno...entiendo lo que te odio porque te amo, eso lo entiendo bien...es perder el control del sentimiento, es dejar de ser uno mismo, para convertirse en una masa indecifrable y ridiculamente emocional mientras a la otra/otra sienten pero lo pueden controlar, en otras palabras no se les mueve un pelo...y uno se da vuelta en la cama, no puede dormir, y traspira y ellos estan ocn el cuello almidonado...
Punto seguido, final, que importa el titulo? uno sabe que no lo decidio en ese momento, lo decidio otro. asi nomas.
Besosss vecino....besosss y un pedradon en launica ventana de servicio que te queda, para que te sacudan los vidrios, como me lo sacudiste a mi
me gusto mucho
la mal portada vecina
Gracias por las palabras de Girondo allá.
La poesía tiene la capacidad de calzar-nos.Esa quedó justo donde se precisaba en este día semi gris.
Eres bienvenido.
Solo paso vecino para tirarte un par de guijarros nomas, sin mucho ruido, solo para saber que se te paso la resaca y simplemente estas vivo..
petra desde el jardin
Vaya estimado, usted continua en esa senda tan etílica.
Creo que demás esta recordarle que ese compañerismo con el alcohol va a terminar apagando sus días, mas temprano que tarde, aunque tal parece ser que usted no le teme a la muerte, por el contrario, busca mirarla de frente a los ojos.
Pero a veces la vida se ensaña con quien quiere alejarse de ella, y deja que esas dolientes vivencias sigan ocurriendo día tras día como una monotonía.
Solo un cuestionamiento dejare, ya que esta usted estimado amigo, condenado a vivir, no sería mejor tratar de sacar mayor provecho a esos días?, quizás (solo quizás) hasta vuelva a reencantarse con parte de esos días con olor a antigüedad, cuando aun la ingenuidad nos hacia pensar que todo estaba por venir. Ahora sabemos que no es así, pero seguir intentándolo es una morfina que nos aliviará el dolor hasta que por fin no podamos sentir mas dolor.
Dejo que sean su neuronas las que le respondan... cuando no se encuentren inundadas de lagrimas y alcohol.
vecino
me he quedado preocupada, solo venia a ver si estabas bien, te revente la ultima ventana a pedradones pero nadie salio. Ni la vieja sin dientes.
Te deje un mensaje en mi casa.
Te vas a sentir mejor, si haces algo por vos mismo. Eso es, manana hacer algo que te guste y darle tiempo a su cuore para que se recupere, tiene sus tiempos, y es dificil, pasar va a pasar, pero hay que pasarla..mi querido muso gris oscuro...
Un abrazo de oso grandote abrigo contra otono de soledades
Petra
Es extraño: yo creo que las mujeres tenemos un rango (muy ancho, pero rango al fin) de parámetros dentro de los cuales pueden estar los elegidos. Cosas básicas que exigimos que tengan.
Los hombres, me dan la impresión qeu no responden a nada, es algo como más animal, no obedece razones.
Pueden amar a minas de verdad malas, en todo sentido MALAS, y las aman y las odian y las siguen amando a pesar de seguirlas odiando y les hacen la vida imposible, los maltratan, los dejan en la quiebra, los hacen hacer el rídiculo y además, pueden ser tontas, feas, pesadas, drogadictas y borrachas, pero tienen ese gen animal que el sólo el hombre huele y los vuelve locos.
Bué!
Quería decirte que hace tiempo no leía algo tan divertido como eso de en medio de la caña, encontrárse la cabeza congealada de tu amada odiada, que mataste durante la borrachera de la noche anterior y guardaste como un trofeo.
Me dieron ganas de hacerlo con alguien que odio tanto como tú a tu mina.
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