"Turvante noche, sigo despierto y sé, que el diablo frecuenta soledades".
G. Cerati.
Aquí estoy nuevamente, solo para ustedes que cruzaron la puerta que dejé abierta. Séan bienvenidos al miedo semántico de mis sobrecargadas y confusas palabras reconstruyendo una infancia con caracteristicas de lucha o guerra, declarada un diez de febrero de hace bastantes años, contra todos y contra todo. Una guerra que se lleva a cabo sobre un campo de batalla de días pasando nublados debajo de la cama o escondido en rincones, ahí aprendí el triste arte de la estrategia, donde la ignorancia dió muerte a la inocencia de mis juegos y donde el miedo como siempre fué cambiando de bando. Cada vez que fué mi aliado dejó corazones mutilados, atravezados por condecoraciones
inútiles para héroes de guerra tan culpables e inocentes como yo, por no poder ya volver a ser los mismos, niños inocentes soñando con ser grandes.
La historia en la que intento sumergirme no tiene motivaciones justificatorias ni busca dictaminar condenas ni culpabilidades. Mi conciencia los exculpa como los exculpa la ignorancia provocando sus dolores. Mi ortopédica poética da ilusión de concecuencia a una historia fragmentada que através de ustedes, qué lectores de sensibilidad esculpida en guerras propias, me devuelven sensaciones confusas que me dan la idea (tal vez ingenua) de que aún algo dicen las palabras.
Hay sobregiradas lunas apagandose en mi cielo qué inútiles decoran como adorno navideño en agosto la noche de mis miedos. Ahora, que se abre mi alma y das un paso de curiosidad impulsado, pido que dejes todo, que no traigas nada. Devolveré tus ojos cuando salgas, no es un parque de atracciones que te ofrece un viaje en la mansión siniestra, és lo cierto y real doliendo atrás de la palabra que desnegativizada del valor moral atribuido, queda siendo inexplicable , sin fórmulas gramaticales despejando interrogantes. No es tampoco simple abstracción de fría linguística en ejercicio, es lo humano ocurriendo, atravezando un espacio presentido por nuestra sangre, el paso fugaz, el momento presiso del truco cuando asoman las orejas del conejo por los bordes del sombrero de un mago que solo actua para ti y que no espera el aplauso, ni que cocines el conejo, ni que lo adoptes de mascota, ni que estupidamente preguntes si en el fondo del sombrero tambien tiene palomas. Quiere que dejes de llamarlo magia, que descubras el truco, la única recomendación es que no lo intentes en casa por que es peligroso, puedes cortar a tu vecino en rebanadas si eso es lo que quieres, pero no lo intentes, se te ha dicho, es peligroso. Incluso puedes dedicarte a la música, la pintura, la literatura, que aunque sucedaneos, desarman la rígida estructura de las significancias convenidas que más confunden que comunican. El mayor malentendido es que respondas un; yo tambien a un te amo, puede ser que ambos hayamos cagado sin haber almorzado lo mismo, pero que sepas que te extraño o de que forma lo hago solo por la voz de algunas letras como cuerdas de instrumento pulsadas por mi lengua dando notas a una música como acuerdo tácito de inaceptadas disonancias, imposible.
Ahí voy muerto caminando de tu mano ilusionado con el viaje sin destino definido con partida desde el terminal nervioso contenido en tu cráneo.
Parecido, igualable, interpretable és como recurso literario el retórico discurso mono-logado, al filosofo el logos y el pathos, para mi el efecto de frio amar, de trabajo, el intento de tolerar la intolerancia de la que soy parte activa y pasiva, mecánica funcionando, formando el todo inabarcable, construyendoo juguetes para grandes que sueñan con ser niños, con menos motivos para el llanto y la revancha.
G. Cerati.
Aquí estoy nuevamente, solo para ustedes que cruzaron la puerta que dejé abierta. Séan bienvenidos al miedo semántico de mis sobrecargadas y confusas palabras reconstruyendo una infancia con caracteristicas de lucha o guerra, declarada un diez de febrero de hace bastantes años, contra todos y contra todo. Una guerra que se lleva a cabo sobre un campo de batalla de días pasando nublados debajo de la cama o escondido en rincones, ahí aprendí el triste arte de la estrategia, donde la ignorancia dió muerte a la inocencia de mis juegos y donde el miedo como siempre fué cambiando de bando. Cada vez que fué mi aliado dejó corazones mutilados, atravezados por condecoraciones
inútiles para héroes de guerra tan culpables e inocentes como yo, por no poder ya volver a ser los mismos, niños inocentes soñando con ser grandes.
La historia en la que intento sumergirme no tiene motivaciones justificatorias ni busca dictaminar condenas ni culpabilidades. Mi conciencia los exculpa como los exculpa la ignorancia provocando sus dolores. Mi ortopédica poética da ilusión de concecuencia a una historia fragmentada que através de ustedes, qué lectores de sensibilidad esculpida en guerras propias, me devuelven sensaciones confusas que me dan la idea (tal vez ingenua) de que aún algo dicen las palabras.
Hay sobregiradas lunas apagandose en mi cielo qué inútiles decoran como adorno navideño en agosto la noche de mis miedos. Ahora, que se abre mi alma y das un paso de curiosidad impulsado, pido que dejes todo, que no traigas nada. Devolveré tus ojos cuando salgas, no es un parque de atracciones que te ofrece un viaje en la mansión siniestra, és lo cierto y real doliendo atrás de la palabra que desnegativizada del valor moral atribuido, queda siendo inexplicable , sin fórmulas gramaticales despejando interrogantes. No es tampoco simple abstracción de fría linguística en ejercicio, es lo humano ocurriendo, atravezando un espacio presentido por nuestra sangre, el paso fugaz, el momento presiso del truco cuando asoman las orejas del conejo por los bordes del sombrero de un mago que solo actua para ti y que no espera el aplauso, ni que cocines el conejo, ni que lo adoptes de mascota, ni que estupidamente preguntes si en el fondo del sombrero tambien tiene palomas. Quiere que dejes de llamarlo magia, que descubras el truco, la única recomendación es que no lo intentes en casa por que es peligroso, puedes cortar a tu vecino en rebanadas si eso es lo que quieres, pero no lo intentes, se te ha dicho, es peligroso. Incluso puedes dedicarte a la música, la pintura, la literatura, que aunque sucedaneos, desarman la rígida estructura de las significancias convenidas que más confunden que comunican. El mayor malentendido es que respondas un; yo tambien a un te amo, puede ser que ambos hayamos cagado sin haber almorzado lo mismo, pero que sepas que te extraño o de que forma lo hago solo por la voz de algunas letras como cuerdas de instrumento pulsadas por mi lengua dando notas a una música como acuerdo tácito de inaceptadas disonancias, imposible.
Ahí voy muerto caminando de tu mano ilusionado con el viaje sin destino definido con partida desde el terminal nervioso contenido en tu cráneo.
Parecido, igualable, interpretable és como recurso literario el retórico discurso mono-logado, al filosofo el logos y el pathos, para mi el efecto de frio amar, de trabajo, el intento de tolerar la intolerancia de la que soy parte activa y pasiva, mecánica funcionando, formando el todo inabarcable, construyendoo juguetes para grandes que sueñan con ser niños, con menos motivos para el llanto y la revancha.
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