Es el fín

No son solo manos las que se nesesitan para jalarte y sacarte de esto. Son también besos y caricias, llamados a mitad de la noche que te digan sin nesesidad de palabras que alguién piensa en ti. Se nesesita todo el amor y mucho más por que no hay demasiado y no es suficiente que te digan que la cagas. No existen los milagros ni vendrá ningún cristo a clavetearse por ti para salvarte. No existen y no sirven los remedios caseros ni los otros para lo que no está enfermo sí perdido, extraviado. No hay señales aquí abajo, está oscuro, y de la misma forma que imagino al suicida que se cuelga arrepentido por que tiene mucho tiempo para sentir y pensar en lo que oprime su cuello y su garganta, el suicida inconciente, drogadicto, también espera a alguién que llegue y lo descuelgue, por que lo oprime el silencio que piensa. No todo es pesadilla o desenso, también tiene su atractivo el no-tiempo, el transcurrir, ilusorio, convengo, sin futuro y por ende sin miedo. Pero siempre uno quiere regresar.
El desenso no es una caída libre, en picada, es un viaje en un desensor ultramoderno que no produce ninguna sensasión de vértigo, carece de un panel que te muestre la numeración negativa en niveles que te otorguen la más minima idea de la profundidad a que te lleva. No sabes que tan abajo estas hasta que deseas regresar, y al buscar algo que algo que suba, sólo vez flechas apuntando hacia abajo. Nada tampoco logran las palabras, aunque invoquen fórmulas literarias, nada detendrá éste mundo real o imaginario. Sexo y amor son nesesarios, danza y música impresindibles, ansiolíticos y antidepresivos, opcionales.