Àntes que tus ojos lo dijeran
cortè tu cuello de palabras.
No hubo sangre ni fantasmas derramados,
no tiñò mis manos ningùn beso ni de puta pagada ni de otra.
Pero estabas muerta sin duda alguna por que no te ibas,
seguias desnuda asfixiandome a golpes.
Moriste de risa dijo el mèdico payaso que faltò aquel dìa a la carpa
que refugiaba a vìctimas de lluvias temporales.
Remplazando al mago que tampoco apareciò,
habìa un cura repartiendo bendiciones como un truco malo,
lo matò el leòn o su remplazo, quien sabe, vendiendo luego
sanguches de poto santo transpirado.
Lo recuerdo muy bien por que hasta allì te llevè para velarte,
el pùblico aplaudiò haciendome sentir artista,
que sacaran las redes de seguridad gritaba, para caminar por la umbilical
cuerda enrredada en mi cuello.
Una vez arriba mirè allà al fondo de tus muertos ojos
y sòlo vì mi colorido rostro reflejado en esos vidrios, una plastica nariz roja
que me diò tàl pànico, que efectuè aquèl salto invertido, una pirueta que lo
ùnico que me permitiò fuè decir; que continùe la funciòn, ya con el hocico en el suelo.
2 Comments:
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está bueno éste, me gustó
felicidades! si no suena muy irónico decirte eso,claro
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