Thursday, June 29, 2006


Pertenezco a un mundo anterior al lenguaje de la misma forma que pertenezco a un mundo anterior al dinero. Lamentablemente ahora, si carezco de uno no como y si es de el otro, no me alimento. Me han condicionado conceptual y numericamente para construir mi propia càrcel. Cada fuga es ilusoria, todo sueño cadenas. Un kafqueano proceso que me multiplica en el tribunal de mi cabeza, me condena y me absuelve en una delirante representaciòn del absurdo que se repite cada dìa en mi lengua o mi làpiz. Un ruido metàlico, una pieza que no calza, me devuelve los relojes y su nada cuàntica. Lo inùtil es lo nesesario para sacarle punta a mis huesos y duelan mis ojos, y ciego, furioso, venenoso y oscuro, esconda en un beso el susurro de mis miedos desnudandose en respiros agitados de mujeres que dibujan los motivos de banderas declarantes de mi guerra y mi violencia, protegiendo mi silencio, mi impotencia, mi camisa destiñendo mi pecho que inocente, soporta los latidos con que insiste mi sangre. Sì ayer no fuè mañana, no le creo a mi cabeza sus proyectos, la palabra acumulada que arrogante se proclama princesa y prostituta, melancohòlica, nostàlgica del poema con que paga o pagò su envenenado alimento. Y nutriendo de negro hambrientos pinceles de mudez transparente, oscurecen toda noche, toda luna decorando el aire con los giros que definen el cara y sello de mi suerte.

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